WALKIE TALKIE

La red móvil cayó con el primer misil. ¿Qué nos queda? El Walkie Talkie. Un equipo que no necesita permiso, cobertura ni falta de esperanza. Con solo tu voz y un botón, habla, grita, ríe, coordina la huida o declara tu amor entre ruinas. La comunicación no ha muerto. Solo cambió de frecuencia.

Walkie Talkie: conversación en el fin del mundo

—Al oeste, ¿cuántos son?
—Dos mil trescientos, Capi.
—¿Y al sur?
—Ocho mil quinientos, cambio.
—¿Y en el cielo?
—Tres misiles nucleares, Capi.
—¿Y al norte?
—Nada, unos cuatro mil tanques, nada del otro mundo.
—Gracias por el informe. Cambio y fuera.

Silencio. Un zumbido breve. Después, solo el crepitar del viento entre los restos del siglo XXI. No puedes evitar mirarlo con cierta ternura. El Walkie Talkie, fiel, amarillo, con las esquinas mordidas por el polvo y la radiación, sigue ahí. Desde el primer día del fin del mundo. Ni los pulsos electromagnéticos, ni la lluvia ácida, ni las modas tecnológicas lograron extinguir su espíritu.

¿No fue gracias a él que escuchaste el último suspiro de la abuela cuando la tormenta arrasó el hospital? ¿Y no fueron estas pequeñas máquinas prodigiosas las que te regalaron el grito desesperado del primo Juancho cuando lo alcanzó la onda expansiva? Bendito seas, Walkie Talkie, testigo de cada desastre, mensajero de cada esperanza inútil.

Mientras los demás confiaban en la nube —esa nube que se evaporó el primer día del apagón global— tú seguías transmitiendo. Sólido. Analógico. Inquebrantable. En un mundo de algoritmos muertos, tú seguías emitiendo señales como si nada. 

Te hablo y siento que respondes. Que en tu estática habita el eco de los que aún no se rinden. Que entre tus frecuencias viaja la última forma de comunicación sincera: una voz humana flotando sobre las ruinas. 

Solo tú y yo, mi Walkie. Si no fuera por ti, ¿cómo podría saber que estoy completamente jodido y no tengo esperanza? Porque eres el único aparato existente que aún tiene algo profundo que decir cuando el resto del mundo caya. Cambio y fuera.

 

 

WALKIE TALKIE
PARA CONOCER EL MOMENTO EN QUE TE JODEN

RECUERDA

El Walkie Talkie es un dispositivo de comunicación portátil que permite la transmisión instantánea de voz entre dos o más unidades, sin necesidad de red, satélite ni conexión a Internet. Funciona mediante ondas de radio UHF/VHF, lo que significa que seguirá activo incluso cuando los sistemas modernos colapsen, los routers se fundan y los satélites caigan en espiral hacia la Tierra.

Características principales

  • Rango de alcance: hasta 10 km en campo abierto (menos si hay ruinas, humo o enjambres de drones).

  • Canales múltiples: 16 canales preconfigurados para mantener conversaciones privadas o coordinar evacuaciones sin interferencias.

  • Batería recargable: autonomía de hasta 12 horas de uso continuo; si el mundo sigue más tiempo, se puede conectar a un cargador solar o a una bicicleta con dinamo.

  • Diseño resistente: carcasa de alta durabilidad, resistente al polvo, la lluvia, los golpes y los pequeños apocalipsis domésticos.

  • Función VOX: permite la transmisión automática por detección de voz, para que no tengas que soltar el machete mientras hablas.

  • Linterna LED integrada: por si necesitas iluminar el camino o comprobar si el ruido detrás de ti era viento o algo peor.

 

Consejos de uso

  1. Mantén los dispositivos con carga. El apocalipsis ya es bastante difícil sin batería.

  2. Usa un canal designado para cada grupo: evita saturar la frecuencia con discusiones familiares.

  3. No reveles tu ubicación exacta por radio… nunca sabes quién más está escuchando.

  4. Evita golpear el dispositivo con entusiasmo: aunque es resistente, no es inmortal (todavía).

  5. Y recuerda la regla de oro: si no hay respuesta, puede que estés demasiado lejos… o demasiado tarde.


Así que el Walkie Talkie es más que un medio de comunicación: es un vínculo entre los últimos que quedan, una herramienta confiable para quienes saben que sobrevivir también implica mantenerse en contacto. Compacto, robusto y siempre listo para hablar, incluso cuando el resto del planeta ya no tenga nada que decir.