SALUD
CLÍNICA EN CASA
Si cae la bomba, la cosa se complica en familia. Lo sé por experiencia: al abuelo le da un ataque cardíaco, la abuela se desploma con la glucosa por los suelos, mi hermana se mete un subidón de adrenalina que termina en sobredosis de “eso que le gusta”, y mi primo… bueno, a él simplemente le da por orinar en cualquier esquina.
La tía Lucrecia empieza a perder el pelo y la tensión al mismo tiempo, mientras el tío Lucas se desmaya, se levanta llorando y grita: “¡Nunca pensé que este momento llegaría!”. Yo los observo, luego observo el hongo nuclear elevándose en el horizonte y pienso: qué bien que hice aquel cursillo de primeros auxilios.
Así que sin dejar de admirar el espectáculo, corro al gabinete y saco el arsenal: el glucómetro digital para la abuela, el ECG portátil para el abuelo, una pastilla para la ansiedad de mi hermana, y hasta una cava de emergencia para que el tío Lucas celebre entre lágrimas. En menos de diez minutos, todo arreglado: la familia estabilizada, las crisis controladas… y yo listo para volver a mirar cómo el cielo se ilumina.
Porque en el apocalipsis no hay hospitales, ni ambulancias, ni emergencias que contesten al teléfono. Hay que ser tu propio médico, tu propia enfermera y tu propio botiquín. Y en esta sección de la Tienda del Apocalipsis encontrarás todo lo necesario para que, cuando llegue el desastre, la salud de tu familia no sea otra víctima más.
Al fin y al cabo, el espectáculo merece verse con calma… y con todos vivos para aplaudir.