ENERGÍA
AUTÓNOMA Y SOSTENIBLE

—Papá, papá, tuve una pesadilla. Soñé que había un cataclismo climático y la mitad del mundo se hundió en el mar. ¡Tengo miedo, papaito!
—Tranquila, pequeña. No es un sueño ni una pesadilla… eso pasó de verdad. Arrurrú.

La llevas de vuelta a su cama, le enciendes una lamparita y todo parece normal: luz, comida calentándose, un hogar que todavía respira. Afuera, claro, la cosa es diferente: silencio, oscuridad, caos. El apagón global es real, la tele está muerta y Netflix ya no volverá jamás.

Pero tú sonríes, porque mientras tus vecinos maldicen a las velas y aprenden a cocinar con los muebles del salón, tú tienes tu pequeño milagro: energía autónoma y sostenible. Paneles solares que alimentan tus noches, baterías que no se rinden, cocinas solares que convierten el fin del mundo en un picnic y, si hace viento (radiactivo o no), también lo aprovechas.

Así que sí, tu hija sueña con pesadillas, pero despierta en un cuento de hadas eléctrico. Y tú, con un gesto sarcástico, sabes que la diferencia entre vivir en la Edad Media o en el Apocalipsis Deluxe está en lo que tienes conectado a tu enchufe.

Porque si el fin del mundo te sorprende… que al menos sea con la nevera encendida y la cafetera funcionando.

¿ESTÁS PREPARADO?