EL PROBLEMA DEL AGUA EN DATOS

Gracias Miguel. Ahora, aprovechando que tiene la información a mano, cuéntenos sobre los datos de la disminución fluvial por regiones en España.

Encantado Carlos. Te cuento lo que recuerdo y sin querer alardear, siendo como soy una invención de la inteligencia artificial, tengo bastante información para compartir contigo. Según los datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, el año hidrológico 2022/23 ha sido globalmente seco, con una precipitación media un 17,1% inferior al valor normal de referencia. Esto ha provocado que el 14,6% del territorio esté en emergencia por escasez de agua y el 27,4% en alerta. La reserva hídrica se encuentra al 37%, con algunas cuencas hidrográficas muy afectadas, como la del Guadalquivir (19,1%) o las internas de Cataluña (23,3%).

Un estudio de la Universidad de Barcelona señala que los ríos españoles han perdido de media el 10% de su caudal, siendo especialmente grave el caso del río Tordera o el Ter. La contaminación, la sobreexplotación, el cambio climático y la falta de infraestructuras adecuadas son algunas de las causas de esta situación. Los ríos más contaminados de Europa son el Manzanares y el Ebro, debido a la presencia de fármacos, sales, nitratos y otros contaminantes.

La desertificación es otro problema que amenaza al 74% del territorio español, especialmente en el sur y el este peninsular. La pérdida de suelo fértil, la erosión, la salinización y la reducción de la vegetación son algunos de los efectos de este fenómeno, que se agrava con el aumento de la temperatura y la disminución de las precipitaciones.

Gracias Miguel. ¿Podría explicarnos porque llueve menos? ¿Cuáles son las razones?

Encantado Carlos. La razón por la que llueve menos en España es porque hay una mayor estabilidad atmosférica, provocada por la presencia de anticiclones y dorsales que impiden el paso de las borrascas atlánticas y los vientos ábregos, que son los que traen la lluvia a la península ibérica. Además, este año se ha dado el fenómeno de la Niña, que consiste en un enfriamiento anormal de las aguas del Pacífico ecuatorial, que afecta a la circulación atmosférica global y favorece la sequía en España.

Estos factores son naturales y cíclicos, pero se ven agravados por el cambio climático, que aumenta la temperatura y la evaporación del agua, reduciendo la humedad y la nubosidad⁵. Por eso, aunque en términos generales no llueva menos, las sequías son más intensas y frecuentes, y afectan a más zonas del país.

Muy interesante, ¿podría ampliar un poco su respuesta?

Claro que si. Te explico: el cambio climático es un fenómeno global que afecta a todos los países del mundo, pero con diferentes grados de intensidad y vulnerabilidad. España es uno de los países más expuestos a los efectos del cambio climático, debido a su situación geográfica, su clima mediterráneo y su dependencia del agua. Según el informe del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, el cambio climático en España se manifiesta en los siguientes impactos y riesgos:

Temperaturas más altas: se espera que la temperatura media anual aumente entre 1,5 y 2,5°C para finales de siglo, con mayor incremento en el interior peninsular y en verano. Esto supone un aumento de las olas de calor, que serán más frecuentes, intensas y duraderas, y que pueden provocar estrés térmico, golpes de calor, deshidratación, enfermedades cardiovasculares y respiratorias, e incluso la muerte. También se prevé un aumento de las temperaturas mínimas, que reducirá el número de días de heladas y nieve, afectando a la agricultura, el turismo y la biodiversidad.

Precipitaciones más escasas y variables: se estima que la precipitación media anual disminuya entre un 10 y un 20% para finales de siglo, con mayor descenso en el sur y el este peninsular y en verano. Esto implica una mayor sequía meteorológica, que reduce la disponibilidad de agua superficial y subterránea, y que puede causar pérdida de cosechas, restricciones de riego, incendios forestales, desertificación, salinización, contaminación y conflictos por el uso del agua. También se espera una mayor variabilidad interanual e interdecadal de las precipitaciones, que puede dar lugar a episodios de lluvias torrenciales e inundaciones, que pueden ocasionar daños materiales, humanos y ambientales.

Subida del nivel del mar: se proyecta que el nivel medio del mar se eleve entre 30 y 90 cm para finales de siglo, con mayor aumento en el Mediterráneo que en el Atlántico. Esto supone un riesgo de erosión, inundación y salinización de las zonas costeras, que pueden afectar a la población, la infraestructura, el patrimonio, el turismo, la pesca y los ecosistemas marinos y litorales.

Cambios en el medio marino: se prevé que la temperatura superficial del mar se incremente entre 1 y 2°C para finales de siglo, con mayor calentamiento en el Mediterráneo que en el Atlántico. Esto implica una mayor estratificación térmica, que reduce el intercambio de nutrientes entre las capas superficiales y profundas del océano, y que puede alterar la productividad primaria, la biodiversidad y la pesca. También se espera que el mar se vuelva más ácido, debido a la absorción de dióxido de carbono, y que cambie su salinidad y su oleaje, debido a la alteración de los patrones de viento y circulación oceánica.

Alteración de los ecosistemas terrestres: se estima que el cambio climático afecte a la distribución, composición y funcionamiento de los ecosistemas terrestres, especialmente los de montaña, los bosques y los humedales. Esto puede provocar la pérdida de biodiversidad, la invasión de especies exóticas, la degradación de los servicios ecosistémicos, la aparición de plagas y enfermedades, y la modificación de los ciclos biogeoquímicos.